DON JUAN TENORIO

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ADMIRACIÓN, CARIÑO Y RESPETO Cuando en 1844 se estrenó en Madrid “Don Juan Tenorio”, José Zorrilla gozaba de altísimo renombre como poeta mejor dotado y más entrañablemente español de su época. No tenía aún veinte años cuando se dio a conocer con una elegía a la muerte de Fígaro, que leyó en las exequias del suicida.

                    

Y poemas como A buen juez, mejor testigo y dramas como El puñal del godo y El zapatero y el Rey había esclarecido los méritos de quien, a los 31 años, sería llamado al seno de la Academia y considerado como el poeta nacional por excelencia, encarnación de su pueblo y de su raza. El propio Zorrilla fue el primero en dar la razón a la tempestad de críticas que, al margen de la entusiasta acogida del público, suscitó su Tenorio, obra escrita a la ligera, bajo el apremio de unos ahogos pecuniarios de los que ya no le librarían sus triunfos. Sin embargo, esta pieza, hija de las circunstancias y sistemáticamente desdeñada por quien la concibió, habría de gozar de un destino de popularidad sin par en el teatro español porque no hay otra que, como ella, sobreviva a través de los tiempos en la escena y en la admiración de multitudes que anualmente, por todos los Santos, convierten en un rito su presencia ante las tablas que renuevan los lances, el amor y la expiación del burlador, tan sabidos de todos como sus más sonoras estrofas. Uno de los más apasionados espectadores de este inmortal drama religioso-fantástico fue, sin duda, Ángel Velasco Montoya, fundador y primer presidente de nuestra Asociación “Amigos del Teatro”. Él fue quien, en tiempos de carencias, mantuvo por amor la tradición del Don Juan en los escenarios de nuestra ciudad. Ángel Velasco fue el impulsor y el mantenedor de unos montajes que hicieron historia. Por eso ahora, nosotros como fieles continuadores de su obra, hacemos de su pasión una ilusión y nos aferramos a lo que, más que costumbre, ya es un rito en nuestra ciudad. En “ Amigos del Teatro” seguimos apostando por la obra de nuestro paisano como una muestra de admiración hacia el poeta que la escribió y como una demostración de cariño hacia el hombre que nos fundó. Además de , por supuesto, como un ejercicio hacia el público fiel, que año tras año nos siguen honrando con su presencia. José Zorrilla, que nació en Valladolid el día 21 de febrero de 1817, murió en la capital de España el 23 de enero de 1893, cuatro años después de ser coronado de laureles en Granada, en un tributo al que se asoció su patria entera, devota del cantor máximo de su genio y de sus tradiciones.